Había una vez una patella ferruginea, que no tenía amigos. Ella se sentía muy triste y muy mal porque no tenía con quién hablar y además era muy tímida y le costaba mucho tener contacto con otros animales. Un día ella veía cómo los demás seres del mar se divertían con sus amigos, pero ella no.

Ella se alejó de su casa y se quedó sola en medio del mar. Mientras las olas le arrastraban por el agua, pensaba la mala suerte que tenía de no poder disfrutar de la compañía de alguien.

De lejos,  vio algo que se movía, y  se dejó llevar para que las olas le arrastraran a eso que le llamó la atención y que  se movía. Se puso contenta porque era un animal. Ese animal era un pez pequeñito llamado Nemo, era naranja.  Empezaron a hablar de manera espontánea y al cabo el rato se pusieron a jugar. Al paso de las horas la Patella se percató de que se había alejado mucho de su casa y que no sabía que camino tomar para volver junto a su familia...  Nemo ayudó a su amiga a encontrar su casa consolándola durante el trayecto de vuelta a casa.                                                                                                                                   

Se hicieron muy buenos amigos contándose muchas cosas...

Así que la patella estaba muy contenta y  lo mejor es que gracias a Nemo perdió su timidez para siempre.

 

                   FIN