Hola, yo soy un delfín mular llamado Ocean, aunque los científicos me llaman por el nombre característico de mi especie que es “Tursiops Truncatus”. Bueno, os voy a decir como llegué a un sitio precioso en el que me tratan muy bien. Pues, la historia es que nací en el Mediterráneo hace ocho años. Al poco tiempo de nacer me empezó a surgir la curiosidad y comencé a sentir nervios al ver que había enormes tiburones conviviendo cerca de mi familia, dado que nosotros siempre vamos en grupo. No entendía como existía una criatura tan grande y temida cuando nosotros éramos tan pequeños. A los dos años de nacer ya perdí ese miedo y debido a mi gran inteligencia comprendí que tenía que tener mas seguridad y luchar por tener algún día mi propia familia.
Un día nadando junto al rastro de un barco al que seguíamos, cosa que nos divierte mucho, vi una persona caer al agua. A lo lejos observé una gran sombra que no era otra que la de un gran tiburón, aunque no sabía de que especie era pero por su tamaño seguro que era uno de los más peligrosos del mar. Sentí un gran impulso en mi cuerpo y lleno de valentía y fuerza presentí que tenía que salvar a aquella persona, hice el “chasquid” característico de llamada de mi especie para llamar la atención de los demás delfines de la vaina pero no me seguían. Entonces decidí actuar yo solo, fui nadando hasta ella para llevarla hacia su barco y mi idea funcionó. Ese día me sentí muy feliz por haber salvado la vida de una persona.
Después de seis meses, en la primavera, fui a buscar nuevos sitios y hembras. Desde ese mismo día me fui dando cuenta de que si seguía luchando y ayudando a mi grupo podría conseguir mi sueño. Esa época fue muy bonita para nosotros.
Y por fin llegó el gran día, con cinco años conocí a una delfín de mi edad llamada Luz. Ella era un ser extraordinario, muy inteligente como yo y dispuesta a formar una familia. Todo estaba bien y un año después tuvimos tres pequeños delfines que Luz tuvo en su vientre y amamantó con cariño. Todos los días salíamos juntos a nadar, cosa que nos encantaba.
Un día mi grupo alertó de un peligro cuando vieron un barco de pesca cerca de Melilla que capturaban sardinas, base de nuestra alimentación. Yo temí por los míos y me acerqué demasiado a la costa. Al final fui imprudente y quede varado en la playa de los Cárabos por tratar de salvar a varios compañeros y a mi familia. Allí me encontraron unos señores entre los que se encontraba la persona que yo había salvado anteriormente, que me reconoció y me llevaron al Museo del Colegio Enrique Soler donde figura una placa identificativa de mi especie con mi nombre donde dice que fui un héroe para muchos y ejemplo de vida. Además ahora esas personas saben mas de mi y comprenden que no somos sus enemigos, sino otra especie amiga de los humanos gracias a esta historia.