Hola soy un pequeño cefalópodo llamado NAUTILUS, pero me podéis llamar pequeñín, ya que soy tan chiquitín.

Vivo en el Océano Pacífico, y puedo llegar a sumergirme hasta 500 metros de profundidad.

Un día nadando buscando comida un pez grande quiso comerme.  Estaba  a unos  100 metros de profundidad pero, para que no nos comiese, bajé  hasta los 500 metros. Estaba seguro que a esa profundidad no podría cogerme. Al cabo de un rato, volví a subir, ya que necesitaba comer y reponer las energías que había consumido al huir. Mi especie ha evolucionado durante muchos miles de año, pero sin duda nuestro mayor peligro radica en la profundidad a la que podemos permanecer. Nuestra especie vive solamente a ciertas profundidades, ya que si bajamos aun más de las grandes profundidades de las  que estamos preparados, morimos; pero si subimos a la superficie el agua caliente también puede matarnos.  Ese día ya había bajado mucho para huir de aquella bestia y la escasez de alimento me hizo desfallecer...me quedé sin fuerzas y la flotabilidad hizo el resto arrastrándome hacia al superficie sin que yo pudiera hacer nada. Ese fue mi final. Mi caparazón quedó a la deriva y llegó a una playa donde un pescador lo recogió. Un día me llevaron a un mercado y un turista me compró.

Finalmente acabé en este Museo donde comparto espacio con un animal de mi familia, el Argonauta.