Hola, yo soy la Patella ferruginea, aunque mi nombre más formal es  Patella lanpedusensis, pero para los amigos me llamo "PAT". Vivo en las costas del norte de África y soy uno de los invertebrados más amenazados de esta región geográfica.                                                                        Me gusta estar en mares donde el agua está templada o relativamente fría aunque me he adaptado muy bien a las aguas calmas de Melilla y sus cercanías.

A continuación os cuento una historia que me pasó un día.                                   

Era un día, en el que yo estaba en una roca pegada, y escuché unos ruidos que yo no conocía. Conforme se iban acercando, me fui asustando, escuchaba unos ruidos tan desagradables que me hacían ponerme más nervioso.  Eran los pasos de aquellos seres llamados humanos, los cuales habían vuelto a por su carne para pescar. Disfrutaban poniéndonos en sus anzuelos para atraer a los peces y así arrebatarles la vida. Decían que nuestra carne era dura y que les gustaba mucho a ciertas especies de animales.

Cada día éramos menos en aquella piedra, solo nos quedaba resoplar cuando la escogida no éramos nosotros, pero esa suerte no podía mantenerse siempre. Pude ir moviéndome cada día de distinta zona de la piedra intentando buscar la protección del batir del mar pero soy un animal muy lento y un día me tocó a mi.

Me separaron de la protección de mi concha y me pusieron en un anzuelo..el final ya sabéis cual es. 

La concha fue encontrada por un alumno de un colegio de Melilla que tiene un Museo en su recibidor. A este pequeño le gusta mucho el mar y quiso rendir homenaje a mi especie. Somos pequeñas, parecemos insignificantes pero estamos en peligro de extinción y necesitamos la protección del que ha sido en cierta manera nuestro peor enemigo. Por suerte la gente está más sensible ahora y nos estamos recuperando.