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  Unai De Haro Morata

6ºD 2019/2020

Ted y Boll

Érase una vez un tiburón azul llamado Ted. No era un tiburón normal, él era distinto, por lo que le trataban diferente ya que Ted era cariñoso, amigable y sobre todo simpático.

Nació en California, en la Playa Coronado, en una zona de muchas rocas con varios hermanos. Era una playa muy sucia, por eso Ted, un día tuvo la mala suerte de quedarse enredado en unos plásticos de las botellas, pero su padre le salvo la vida, desde ese día Ted anhelaría ver nuevos mares.

Ted era muy distintos de los demás tiburones, mientras sus hermanos se pasaban el día nadando y jugando, Ted siempre se quedaba pensativo con la mirada perdida en el fondo del mar. ART el padre de Ted, estaba muy preocupado porque su hijo  no estaba contento, Él no sabía por qué, así, una noche mientras que los otros hijos dormían, fue a hablar con él. Ted estaba dudoso entre decírselo o no, pero después de pensarlo mucho, decidió sincerarse con su padre:

“Papa te lo tengo que decir, quiero ser explorador”  y su padre se quedó impresionado, no se lo esperaba, no estaba muy contento con la decisión que había tomado su hijo, porque pensaba que si su hijo  se iba a dar la vuelta al mundo  le podían matar, así que ART no le dejó y discutieron porque su hijo quería explorar y ART no le dejaba, entonces Ted le dijo con un tono muy cabreado:

 

¡Quiero hacer lo que yo quiera!

Esa misma noche Ted cuando vio que no había nadie despierto, se fue sigilosamente.

A la mañana siguiente, ART se fue a buscar a su hijo para intentar hacer las paces. 

Pasó el tiempo y Ted viajó por el Océano Atlántico, en su viaje se encontró con un barco pesquero que le atrapó y se lo quiso llevar, pero apareció un delfín Mular llamado Boll que le ayudó a salir de las redes, de esa aventura nació una amistad entre el tiburón azul Ted y el delfín Mular Boll, juntos viajaron por el Océano Atlántico hasta el Mar Mediterráneo.

Una mañana calurosa en la que Ted cumplía tres años, su amigo Boll se dio cuenta de que el tiburón no estaba feliz, y Boll le preguntó:

Boll: ¿Oye Ted que te pasa?

Ted: Que estoy triste por una cosa que todavía no te he contado

Boll: ¿Me lo puedes contar?

Ted: hace 2 años me separé de mi familia  porque no me dejaba ser explorador y ahora la añoro.

Boll: Ooh, no lo sabía, ¿pero por qué te fuiste?

Ted: Porque yo quería explorar el mundo y conocer nuevos amigos, pero mi padre no me dejaba y una noche vi que no había nadie despierto y me escapé.

Boll: ¿Quieres que vayamos a buscarlo?

Ted: ¡Vale! porque la verdad les echo mucho de menos.

Los dos amigos emprendieron el viaje de regreso a casa, se fueron a California a buscar al padre de Ted, durante el camino el tiburón y el delfín jugaron mucho y conocieron nuevas especies, le pasaron cosas malas como que...a Boll le atacó un tiburón blanco, que les picaron las medusas, un sinfín de aventuras de las que salieron airosos. 

Tras mucho tiempo llegaron a California a la playa de Coronado. El reencuentro fue muy emocionante Ted y ART estaban muy felices por volverse a ver.

ART se dio cuenta que aunque no se moviera de su casa el peligro seguiría existiendo, así que después de ver la felicidad de su hijo decidió explorar con Ted.

Durante su viaje por el Océano  Atlántico disfrutaron mucho juntos, eran muy felices, pero al llegar al Mediterráneo a las costas de Cádiz, Art tuvo un accidente con unos plásticos y aunque Art lo intentó todo, Ted casi pierde la vida, pero por suerte la tortuga Mola lo curó.

Desde ese día decidieron alejarse a aguas profundas y a la seguridad del entorno conocido. Aún siguen jugando y divirtiéndose juntos.

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