Érase una vez un delfín mular llamado Ocean, el era muy torpe y siempre estaba despistado. Al nacer veía borroso y se iba chocando con las piedras que encontraba en su camino. Al principio le costó aprender a nadar por esta dificultad, pero como los delfines son muy hábiles lo logró. Un día, al chocar con una roca se hizo daño en una aleta, al girarse vio a una niña que estaba nadando a su lado. La niña al verlo se asustó y Ocean también.

Enseguida se dio cuenta de que ella era inofensiva y que solo trataba de ayudarle. La niña que se llamaba Elena vio la herida de Ocean y corriendo fue a curarle. Al final se hicieron muy buenos amigos y hacían muchas cosas juntos, le ayudó a aprender a nadar... nadaban juntos, hacían carreras y jugaban al pilla-pilla en el mar.

El delfín  y Elena aprendieron a comunicarse y se entendían a las mil maravillas. Como ambos vivían en diferentes lugares y se separaban por las noches al día siguiente se contaban las cosas que habían pasado en cada uno de sus hogares.

Ambos aprendieron muchas cosas que no sabían uno del otro. Cada día cuando se contaban las cosas que pasaba en cada lugar se sorprendían cada vez mas porque no se imaginaban lo que ocurría o existían en cada uno de sus hogares.

Y así es como un ser tan inteligente como el delfín y  un humano con tanta bondad se unieron en una gran amistad y fueron felices  siendo los mejores amigos del mundo. Ya nunca más se separaron.

 

                   FIN