"Papu"
Cuando me lancé hacia el mar sentí mucha emoción … Bueno, tampoco me asusté tanto porque los pingüinos sabemos nadar muy bien, pero cuando salí a la superficie para respirar no vi tierra firme, todo era mar y seguí nadando sin rumbo, estuve días y días nadando hasta que vi un poco de hielo a la deriva, me acerque al canto, pero eso no era ni tierra ni nieve, era algo que no había visto antes, no sabría si podría sobrevivir allí.
Estuve un tiempo en esa playa helada hasta que se descongeló. Las altas temperaturas me sentaron muy mal, no estaba acostumbrado, y lamentablemente no pude aguantar la situación y en ese lugar acabaron mis días.
Unos humanos me llevaron a una universidad para examinarme y depositarme en la Universidad Autónoma de Madrid donde estuve muchos años desmotado y clasificado en una caja de plástico. Un día me llevaron a Melilla a un Colegio que se llama Enrique Soler.
Allí me montaron y me dejaron en un espacio muy bonito donde muchos pequeños me miran cada mañana antes de ir a clase. Me sentí mejor en el mar, pero debo decir que aquí no estoy nada mal con mis nuevos amigos.